domingo, 6 de mayo de 2012

Flor


Despunta el sol en el horizonte emborronado por la densa niebla. Que provoca que apenas sus rayos te puedan acariciar y besar  un alba mas. Niebla de quietud y silencio, de murmullo de pensamientos, de sinceridad con el corazón. Niebla que impide ver mas allá, que impide ver el final del jardín donde te encuentras, que impide ver el camino que las estrellas fugaces marcaron hacia tus sueños.
Cansa el levantar la vista, para encontrarte una vez más, y no me ver nada mas que nubes. Desespera echar a andar y no hallar senda alguna pues solo sigo caminos que llevan a la nada. Me siento derrotado cuando al alzar la mano, para buscar tu piel, no hago nada más que tocar fantasmas que debieron desaparecer. Desfallezco al abrazar la ausencia de tu cuerpo que ahora es mas que un mero recuerdo, algo anclado y clavado en algún lugar profundo y lejano. Lejanía que roza suavemente tu alma con la yema de los dedos para perderte entre ella otra vez.
Hubo un día en que salte el muro mas alto para llegar a tu corazón, en que trepe por alguna torre, entre enredaderas llenas de obstáculos, en que escale a los picos mas altos del mundo. Hubo un día en que encontré ese jardín en el que florecía la flor mas bella. A pesar de todas las trampas e impedimentos conseguí admirarte aunque tan solo fuera un pequeño momento de una gran vida.
Fui el sol que te hizo crecer y florecer, el rocío que en las noches frías acariciaba tu piel aterciopelada para darla calor. Fui, el agua del que bebías en cada beso. Fui la lluvia que lavaba tu corazón. Fui la mariposa que llego para pintarte del color del amor. Fui esa hoja que creció junto a ti.
Soy ese que te amo y que con locura te arranco cada uno de tus pétalos buscando la respuesta a la eterna pregunta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario