miércoles, 29 de octubre de 2014

Historias tristes.



Tic tac, suena tu corazón, acompasado al ritmo del tiempo que corre al encuentro de tu recuerdo. Tic tac, como un metrónomo marcando los tempos de la melodía que susurran tus labios. Tic tac, fundiéndose en mí, encontrando su vibración,  buscando donde golpear. Tic tac, marcando el ritmo de las historias tristes que cuenta tu piel.  Suena t corazón golpeando al mío, bailando junto a él.

Tu mirada, vidriosa, esquiva, incierta. Tu mirada en la que naufrago, en la que me pierdo buceando, buscando en esa inmensidad. Tu mirada cuenta historias tristes, tus lágrimas hablan de ellas, añoran a las palabras para perdonar, para no molestar. Ella me mira y entiendo que me cuenta, seco cada una de sus pequeños secretos intentando ocultar  cada uno de sus sufrimientos. Porque su mirada me cuenta historias tristes.
Tus labios no hablan, pero dicen, no escuchan, pero oyen  y  en cada uno de los arañazos que contiene hay una historia triste. La del adiós, la de la mentira, La de la hipocresía, la del dolor, la de la distancia, la del tiempo, la de sus besos secos, agrietados por el viento del sufrimiento, la de amor, esquivo y mentiroso. Tus labios sangran y es por cada uno de los surcos que el tiempo dejo en ellos.
A tu piel suave la recorre una gran cicatriz y una herida sin curar. Una gran cicatriz de la primera verdad que supiste, del primer encuentro con la realidad, de la primera oportunidad desperdiciado. Una cicatriz antigua pero que siempre duele y recuerda su día. La otra, una gran herida imposible de curar, una gran sangría que se te lleva poco a poco. Una gran herida que has intentado callar pero que sigue contando una historia triste.
Una historia triste es la que te acabo de contar, la historia de un sueño propio, la de un reflejo en un espejo, la de un vacío en la soledad, la de un eco en la oscuridad, la de un recuerdo que juega a volver y la de una verdad que ya no es. Una historia triste es imaginar que nada de esto ocurrió.

domingo, 12 de octubre de 2014

Quizás sea amor



Me ha dado por pensarte , por recordarte, por retener en mi memoria los momentos que pasamos juntos, me ha dado por querer saciarme de tu cuerpo ; por perderme entre tus voluptuosas curvas, entre la suavidad de tu piel, entre los lunares de tu cuerpo, entre las marcas de tus labios. Una y otra vez mis dedos, jugando contigo sin ti, tropezando en cada herida.
Deseo y lujuria, pasión y quizás amor, despiertan el instinto de mi corazón, haciéndome perder la razón. Conquistando mis imperios, arañando mis armaduras, mellando mis armas, atrapando mis sentidos y es que cuando me miras con tus ojos derrumbas mis férreas defensas; tiemblo  por dentro, lloro destrozado, escondiendo de ti todo mi sentimiento. Hace tiempo que perdí la sensación de sentir porque el colapso de mis sentimientos llevo a la agonía de mi alma, ha languidecer en un invierno frío y oscuro, en una tenebrosa guarida escondida en una alta montaña. Tu con tu mirada me iluminaste.
A veces te da por echarme de menos o eso me gustaría pensar, te da por pensar un ínfimo instante en mi,  te da por recordarme y sonreír. A veces te da por usarme para tus fines secretos, para tus deseos, para tus aventuras, para que el gemido te lleve al éxtasis y este al placer, para jugar sin sentir. Como escapar de ti si soy yo quien te busca, quien a pesar de tu vida y la mía, paseo en tu boca. Como escapar si quizás es amor.
A veces me da por pensar en ti y en mi; en nuestra vida, en la que no tenemos pero me gustaría tener, en la ilusión de besarte todas las mañanas y rozarte todas las noches. Pero me arrepiento de cada una de esas ilusiones  por no hacerte participe de ellas. Quizás sea amor por que no dejo de pensar en ti, en tus besos, en la mordedura de tus labios, en tu mirada, en tus caricias en mi pelo,  en los escalofríos de mi piel cuando tu aliento recorre mi cuello, en el calor de cuerpo con cuerpo, en tu sonrisa y en tu ausencia. Quizás sea amor, quizás lo sea, pero… ¿y si no lo es?