martes, 4 de marzo de 2014

Llegara el día



Todo llega o eso dicen. Quizás sea para mantener la eterna esperanza de que merecemos algo, de que ya sea para bien o para mal todo llega. Desesperamos porque a veces nunca llega cuando queremos o cuando lo esperamos, cuando lo necesitamos o cuando deseamos que se marche. A veces incluso nos resignamos a que eso nunca llegue, a que no sea para nosotros o simplemente lo rechazamos porque no estamos preparados.
Pero todo llega y llegara algún día en que tú te des cuenta. En que necesites de mí, en que recuerdes con lágrimas, en que desees no haberme dejado marchar, en que hubieras querido luchar como yo lo hice, en que quisieras amarme como me amabas en esas noches en las que tu cuerpo buscaba mi refugio. Llegará el día en que tu solo sabrás tus motivos para no haberte acercado y haber huido. Tú y solo tu sabrás porque abandonaste la partida.
Llegará el día en que el olvido me acaricie y al despertar no piense en ti, el día en que no te recuerde ni una sola vez, en que tu aroma desaparezca, en que tus labios no me visiten en sueños, en que no añore el último día, en que los recuerdos se pierdan, desaparezcan, se difuminen. Llegará ese día y yo no podré hacer nada porque tu ni si quiera lo intentaste.
Llegará ese día y ni tú, ni yo, nos encontraremos. Porque tu estarás donde me dejaste, desde donde ahora comencé a caminar. Estarás en el punto que me encuentro, buscándome como yo lo hago ahora, y al no encontrarme sentirás  lo que siento ahora. Lo siento pero todavía estas a tiempo, se valiente y ven, pues cuando emprenda el camino ya no mirare hacia atrás. Llegará ese día y entonces tu sabrás lo que es llorar por quien amas de verdad.

lunes, 3 de marzo de 2014

Fuimos




En mi cabeza, en mi corazón, en mis sueños, en los días o en las noches. En el golpear del reloj, bajo el silencio de la soledad. En el aroma de tu perfume en la cama, en el desvanecer de tu calor, en la niebla del recuerdo de tu mirada; en tus lágrimas, en las mías. Amargas, huidizas, solitarias. Sin más razón que tu ausencia.
Vivo sin ti, porque no me dejan morir. Pero mis latidos cada día se apagan, se consumen, se acallan porque no tienen con que alimentarse. El frio, ese que tú repudiabas, comienza a instalarse y temo que acabe contigo. Temo que te lleven y desaparezcas de una vez de mi vida, porque lo único que me queda son los recuerdos de tu sonrisa, de tus besos, de tu caricia. Solo me queda, conformarme con ver nuestras fotografías, bailar sin pareja, amanecer sin ti y llorar por lo que se perdió.
Fuimos una historia sin final, una comedia de amor con un mal guionista. Fuimos el final del principio para los dos. Fuimos el cambio. Fuimos esperanza, deseo, pasión, amor, tentación, mentiras, fuimos una locura detrás de otra. Fuiste mi regalo eterno, mi yo, mi verdad, mi gran amor. Fuiste el latido de una eternidad, eres el recuerdo constante del deseo de la felicidad.
Fuimos envidia, fuimos sonrisas, fuimos dos en uno. Tú eras yo, fundiéndome contigo en el abrazo del atardecer. yo era tú, uniéndome a ti en cada beso. Fui tu destino.  Y ahora, después de jugar a ser grande, comprendo lo que fuimos, entiendo que por más páginas que pase, que por más cuentos que lea. La parte que me gusto fue la nuestra.
No esperes que te olvide, pero tampoco olvides que te espero.