domingo, 29 de septiembre de 2013

He de perdonar

He de perdonar a mis sueños, que te traen todas las noches para dormir junto a mi. He de perdonarlos porque solo intentan hacerme comprender que siempre estarás a mi lado en la fría noche la cama solitaria. He de perdonar a mis sueños porque son los que te añoran una y otra vez.
He de perdonar a mis manos que te buscan una y otra vez, que te dibujan en la soledad; bajo las sabanas, que te acarician en la oscuridad entreteniéndose en el calor de tu piel, en el sudor del amor, en la tormenta de la pasión. He de perdonarlas porque solo desean lo que tanto les gusto.

He de perdonar a mis labios que ansían la humedad de los tuyos, que quieren recorrer los laberintos de tu cuerpo y perderse entre tu olor. He de perdonarlos por pegarse a tu boca, por beber de tu alma y saborear el verdadero néctar del amor. He de perdonarlos porque solo quieren beber de tu corazón.
He de perdonar a mi corazón que te espera, que te añora, que se entretiene una y otra vez latiendo por ti, sin saber que quizás tu ya estés lejos. He de perdonarlo por querer unirse una vez mas a ti, no lo culpo, pues fuiste tu quien lo alimento y le dio de beber, quien lo cuido y protegió hasta que tuviste que partir en busca de tu camino, sabiendo que algún día se volverán a cruzar los hilos del destino.
He de perdonar a mis recuerdos por insistir en ti, por traerme a cada instante un poco de ti, una imagen nueva de un momento ya olvidado, un recuerdo roto que se vuelve a componer y se disfraza de una sonrisa. He de perdonarlos por recordarte a cada instante sin yo poder hacer nada, para que cada sustancia de la vida sea un sendero que despierta mi memoria. He de perdonarlos porque solo recuerdan los instantes de felicidad.
He de perdonar, para caminar. He de perdonarme para que la puerta pueda ser abierta de nuevo por ti. He de perdonar, al destino por alejarnos, al tiempo por olvidarnos He de perdonarlos porque ellos son los que retomaran la historia que jamas debimos olvidar. He de perdonarte que marcharas, porque volverás. He de perdonar al amor para así volver a amar.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Temía



Antes temía dormir, por si en sueños aparecías, por si me hacías revivir todo lo que se perdió. Temía cerrar los ojos porque siempre veía acercarse tu boca buscando entre mis labios el último suspiro de mi amor, temía cerrarlos porque en la oscuridad de mi pensamiento tu mirada alumbraba y daba calor. Temía cerrarlos porque el despertar se hacía difícil.
Antes temía recordar, porque deseaba todo aquello, porque en cada recuerdo estabas tú, porque el miedo a perderte me pudo, hay quien quiso que así fuera, pero yo nunca quise que dejaras de besarme, sonreírme, abrazarme o besarme. Temía tus recuerdos porque seguían hiriendo, penetrando lentamente en la coraza de dura piedra de mi corazón. Me obstine en no recordarte por evitar hacerme daño.
Antes temía amar, porque tú te llevaste todo. Te di sin esperar, espere sin querer y quise lo que nunca espere. Camine por tu destino y golpee en la puerta de tu alma, solo tu sabes si sentiste mi llamada, porque el final llego aunque luche contra él. Me regocije en la soledad porque a ti era lo único que necesitaba.
Antes temía, porque estaba perdido. Tras el camino, ya no tengo temor, pues vuelvo a ser el del principio. Duermo y sueño, siempre junto a ti pues los sueños siempre se cumplen. Te recuerdo sin tristeza, solo pintando sonrisas en mi cara y dibujando brillo en mi mirada. Amo mis sueños y recuerdos porque es lo que soy, fui y seré por ti.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Un corazón que desea



Mi corazón me habla cada noche entre sueños y desvelos, entre amaneceres y anocheceres, entre sonrisas  y lágrimas. Me habla, me canta, me susurra,  me recita, me grita tu nombre, me cuenta como seria todo junto a ti y yo simplemente callo, porque el  silencio y la soledad se hicieron mis amigos. Mi corazón  te llama pero tú no has venido todavía en su busca y el anhela entre sus latidos el calor de tu piel.
Cada noche los sueños se convierten en realidades, en profundos deseos del corazón que tanto te echa de menos. Se confunden una y otra vez para confundir al alma. ¿te marchaste? O ¿todavía sigues junto a mí?, no distingo ya lo uno de lo otro. Deseo dormir para soñar contigo, con tu mirada, con el tacto de tu piel, con la humedad de tus besos y perderme entre el calor de tus caricias. Pero al despertar el sabor amargo de la realidad provoca el doloroso recuerdo de que la cama sigue vacía y mi corazón helado.
Incapaz de sentir, incapaz de amar, incapaz de olvidar, incapaz de dejarte marchar. Porque el mismo sabe, lo que en sueños me has contado, que volverás, que vendrás y que mis ojos volverán a brillar cuando se crucen con tu mirada. Que nuestras manos se unirán sintiendo la suavidad de tu piel, que nuestros besos jugaran al escondite entre las sabanas y que volveré a escucharte en la oscuridad de la noche.
Un corazón de que desea es un corazón que ama. Un  corazón que te desea como el primer día y como el último adiós. Eres la prioridad en mi lista de deseos, porque en ella solo hay uno, uno que he pedido al soplar a las velas y al ver pasar las estrellas fugaces, un deseo que en silencio grito y en la soledad acompaño. Un corazón que desea para poder sentir lo que un día sintió y sabe que su deseo llegara.