martes, 25 de junio de 2013

Ayer

Ayer tus ojos se cruzaron con los míos, volví a verlos y me volví a sumergir en la quietud de tu azul. Tu mirada me paralizo, desafiante se mantuvo y tus ojos hablaron para mi, me recordaron el despertar a tu lado, las lágrimas que nos dañaron y me recordaron el brillo de una estrella. Tu mirada me busco y encontró lo que yo no supe ver.
Ayer tu voz hablo y esas palabras eran para mi. No hablaban de rencor ni hostilidad, simplemente hablaban de ti y de mi, desde el corazón. Tu voz era como la recordaba cantarina, alegre y mi alma bailo junto a ti. Donde yo no supe que decir tu hallaste lo que hablar.
Ayer tus manos me tocaron, se posaron en el pecho para sentir mi latir. Acelerado, nervioso, como el tamborileo de un redoble de tambor, lo encontraste, igual que sentí yo el calor de tu caricia, la que todavía dura y quema en el pecho. Mis manos se acercaron y acariciaron tus mejillas tu las atrapaste para que nunca se soltaran. Nuestras manos se encontraros para tocar lo que no debimos.
Ayer tus labios me besaron y recordé tu sabor, lo deseaba, lo echaba de menos y me perdí en el laberinto de mis emociones, mis labios temblaron pero los calmaste con el abrazo de los tuyos, se perdieron otra vez intentando explicar lo que ocurría, pero sin encontrar respuesta se dejaron llevar por tu aliento. Y besamos al tiempo para recuperar lo que perdimos.
Ayer me prometiste que dejarías todo por mi, que no habías parado de recordar lo que vivimos, pero cuando tus labios me besaron desperté, desperté del sueño, deseando volver a dormir y encontrarme contigo otra vez, deseando que lo que soñé se haga realidad y esperando que la casualidad algún día te lleve a leer todo lo que te escribí.

viernes, 21 de junio de 2013

Hay días

Hay días en los que nadie entiende una lágrima que emborrone las letras de tinta escritas en papel. En papel tan frágil, que quiebra con el mero chasquido del corazón, tan frágil como el cristal que envuelve la urna de los sentimientos. Blanco y expectante para ser cubierto de frases que el mismo tiempo se encargara de borrar.
Hay días en los que nadie entiende una sonrisa triste, que en la comisura de los labios derrame todo aquello que le hace daño. Que entre los labios aguante el peso de tantas palabras calladas, los besos de tantos mordiscos hirientes, las huellas de un pasado que escuece en las gritas de la piel.
Hay días en los que nadie entiende un besos de despedida. Tu último beso, el mio. Un besos que se escapa y acaba en la punta del destino, llevado por la marea de lo que un día fue pasión y hoy es desilusión o compasión. Un adiós que llega para ser eterno, para que en el camino de la vida exista tu marca.
Hay días en los que nadie comprende un silencio, apagado y menguado. Un silencio que habla de más, que dice mucho y contiene poco. Un silencio con el que tiemblan los labios, con el que se apagan los ojos y se escapa la esperanza. Un silencio que espera una palabra y pueda romperse para decir tu nombre.
Hay días en los que nadie comprende porque amamos o queremos, esos días en los que las lágrimas corren por la piel, en los que las sonrisas, tan efímeras como las flores, se marchitan; en los que los besos se pierden y los silencios se hacen eternos. Hay días en que las preguntas afloran y es en esos días cuando tu corazón te demuestre porque la quisiste tanto y porque te duele hoy.

A ti

Quisiera escribirte unos hermosos versos,
que hicieran justicia a tus besos,
que describieran realmente tus abrazos
y que provocara la sonrisa de tus ojos.

Podría compones una hermosa sinfonía
con tu voz como hermosa melodía
que me cantara durante el día
y me susurrara mientras pasa la noche.

Sueño con pintar el color de tu risa.
Que permanezcas quiera, sin prisa.
Mientras el pincel dibuje y trace
En ese papel pentagrama o lienzo,
el deseo de un comienzo
y la verdad de un corazón.