domingo, 29 de junio de 2014

Perdiendo el tiempo



Desaparece el  día en el horizonte, se pierde entre las líneas difusas de la lejanía y de nuevo pierdo el tiempo en mirarte, en los recuerdos, en la luz rojiza que baña tu piel, en los últimos rayos de sol que acarician tus labios, en el rubor de tus mejillas. De nuevo pierdo el tiempo en retener esa imagen para cuando te hayas marchado.
Quisiera que perdieras el tiempo en la noche, en los juegos de sabanas, en los tropiezos del deseo. Que te entretengas en mi ausencia pensando en mí, una y otra vez y que sonrías, sin motivo o con el, pero que la causa sea yo. Te pediría un favor, de los que se cobra el corazón, quería pedirte una simple ocasión para retener tu calor.
Me gustaría perder el tiempo en la cama, bajo el peso de tu cuerpo; en el mar, con el abrazo de tus ojos; en el bar, siendo preso de tus besos;  en la vida, siendo el esclavo de tus sueños. Me gustaría que estuvieras dispuesta a  perder el tiempo, a realizar pequeños deseos, a que escucharas al silencio.
Perdamos el tiempo  sin recordar,  sin hacernos daños. Perdamos el tiempo quitándonos el aliento en cada beso, retomando suspiros perdidos, queriendo acabar con la soledad. Terminemos perdiéndonos en nuestros cuerpos hasta que de nuevo amanezca

martes, 3 de junio de 2014

He temblado



Lo reconozco yo he temblado, nervioso, inquieto, exaltado o histérico esperando la hora de verte, contando los segundos para volver a tocarte. Yo he temblado mientras buscaba la razón para tropezarme otra vez, el motivo por el que encontrarte y siempre andaba con tu excusa pendiente de la alegría.
He temblado mientras me has mirado, mientras jugabas con tus ojos a desnudarme por dentro a buscar y traspasar. He temblado mientras  tus dedos rozaban mi pecho, jugando con lo que te pertenece.  Temblé en nuestro primer beso, inesperado, erótico, pasional; lo confieso he temblado en todos y cada uno de nuestros besos, en los que la pasión me perseguía, en los que la despedida llegaba, en los de las mañanas, en los de las noches y en los que olvidaba que guardaba.
Yo tiemblo cuando el brillo de las estrellas se pasea entre las líneas de tu sonrisa. Tiemblo cuando tus piernas me abrazan en la cama, cuando tus uñas me acarician la espalda. Tiemblo cuando mi corazón se pierde en el tuyo, cuando nuestra respiración se acompasa, cuando me susurras un te quiero.
Tengo que ser sincero y decirte que tiemblo de miedo, por no saber amar, por temer al sentimiento, porque me gane de nuevo el destino o me pierda en los recuerdos. Por ser un cobarde freno mi carrera, destruyo lo que amo,  hiero  lo que tengo. Por tener miedo me escondo entre tus brazos y tiemblo por tu calor.
Debería reconocer que tiemblo porque todo se agota o todo acaba, que todo tiene su final, que la meta para unos llega antes que para otros y que tú, como un sueño, al despertar desaparecerás y solo me volverán a quedar los viejos recuerdos de nuestro tiempo, hiriendo en la piel, en el corazón y en las viejas heridas.