domingo, 29 de junio de 2014

Perdiendo el tiempo



Desaparece el  día en el horizonte, se pierde entre las líneas difusas de la lejanía y de nuevo pierdo el tiempo en mirarte, en los recuerdos, en la luz rojiza que baña tu piel, en los últimos rayos de sol que acarician tus labios, en el rubor de tus mejillas. De nuevo pierdo el tiempo en retener esa imagen para cuando te hayas marchado.
Quisiera que perdieras el tiempo en la noche, en los juegos de sabanas, en los tropiezos del deseo. Que te entretengas en mi ausencia pensando en mí, una y otra vez y que sonrías, sin motivo o con el, pero que la causa sea yo. Te pediría un favor, de los que se cobra el corazón, quería pedirte una simple ocasión para retener tu calor.
Me gustaría perder el tiempo en la cama, bajo el peso de tu cuerpo; en el mar, con el abrazo de tus ojos; en el bar, siendo preso de tus besos;  en la vida, siendo el esclavo de tus sueños. Me gustaría que estuvieras dispuesta a  perder el tiempo, a realizar pequeños deseos, a que escucharas al silencio.
Perdamos el tiempo  sin recordar,  sin hacernos daños. Perdamos el tiempo quitándonos el aliento en cada beso, retomando suspiros perdidos, queriendo acabar con la soledad. Terminemos perdiéndonos en nuestros cuerpos hasta que de nuevo amanezca

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