jueves, 30 de enero de 2014

Cielo de estrellas



No pretendí ser un dios, ni jugar a la creación. No quise crear un universo, ni la vida. No quería nada más que una de tus sonrisas y uno de tus besos. Quería robarte toda las noches el brillo de tus ojos y el silencio de tu mirada. Quería simplemente hacerte soñar con  mil y una estrellas brillando bajo el techo de tu habitación.  Quise regalarte la luna pero solo te traje un destello para que iluminara tu oscuridad.

Pinte luceros para ti, te regale un cielo para que todas ellas te hicieran compañía en las noches de ausencia. Dibuje una estrella fugaz allí donde dormías para que cada noche al soñar pidieras tu deseo. Coloque un camino de estrellas oculto, secreto e inhóspito para que lo encontraras y a si tus deseos cumplir. Puse mi  esperanza en tus manos.
Bajo aquel cielo de pintura, papel y hormigón. Bajo aquellas estrellas impostoras, de luz de deseos, ilusión y amor. Bajo ellas las noches eran cálidas, como tus abrazos. Las noches sabían a miel como tus besos. Las noches eran brillantes como tu mirada. Las noches eran pasión y amor. Lujuria y perdición. Bajo esas estrellas contamos historias y aventuras.
Y un día, las estrellas no brillaron más. Se fueron, se perdieron, entre la infinita oscuridad de una caja de cartón, entre los cajones de unos recuerdos que se olvidan, entre lágrimas y despedidas. Entre un amargo final. Solo espero que tus ojos guarden el brillo de una de esas estrellas para que un día puedas regalármelo tu.