lunes, 9 de enero de 2012

Carta al corazón

Hola viejo amigo. Duermes, descansas, anhelas en tu mundo onírico el calor de la primavera pues el frió invierno se ha instalado en ti. Te has acomodado en el profundo coma de un sentimiento que para ti nunca acabo y eso cada día que intentas despertar vuelve a clavarse como alambre de espino haciendo en ti la herida mas profunda.

Se que sufres y que en el pasado lo has echo y quizás también lo hagas en un futuro o quizás vuelvas a soñar con la princesa de ese cuento que un día fue realidad. Pero eso nunca se sabe pues el futuro es un camino que nosotros mismo construimos con los retales del pasado y el hilo del presente.

Has jugado, pero crees que has perdido, has apostado; pusiste todo sobre la mesa y aun así vuelves a creer que perdiste. Yo te digo que hay que ser valiente y parta ganar hay que jugar e incluso perder varias veces en este juego.






Se que la amas, después de todo, la sigues amando. ¿Obsesión? Puede ser a si, Pero quizás sea un tipo de amor que solo ella y tu conocierais, porque cuando se ama así solo los dos afectados conocen la gravedad de esa enfermedad llamada amor. Se que la echas de menos, pues cuando duermo te oigo gritar, llorar y lamentar su marcha.
Te culpas, te machacas hasta destrozarte porque cometiste un error. Todo creció hasta convertirse en una montaña de rencores, miedos y sufrimiento, sin cumbre alguna a la que poder llegar para poder plantar tu pequeña bandera de la ilusión. Sigues luchando contra aludes de pensamientos pesimistas, de sueños rotos y sobre todo sigues luchando porque ello te devuelva el amor.
Viejo amigo, se que estas triste, apenado y desolado. Pero comienza a golpear mi pecho, empieza a darme vida porque se me escapa poco a poco. Viejo corazón apelo a tu ritmo para poder volver a caminar.

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