Llevo meses intentando escribir algo
para ti, algo que haga que sonrías, que pienses que soy tonto
mientas una lágrima se te escape. Algo que te haga temblar y que te
haga sentir un poco de lo que crees que has perdido. Cuantas hojas he
rasgado y despedazado, cuantas palabras emborronadas y tachadas y
simplemente porque no podía encontrar las palabras adecuadas para
describir tantos sentimientos, a pesar de que dicen que tengo
facilidad para plasmarlos.
Me quitaba el sueño el no poder
corresponder a cierta carta que recibí hace cerca de dos años.
Cuando tu mundo era calma y sosiego. Cuando me conociste y pensaste
que era alguien único, cuando a cada momento que pasabas conmigo
tenias mas ganas de mi a pesar de que quizás yo no sonreía, tu
hiciste que lo hiciera colándote en un lugar donde los elegidos
podían entrar. Ese pedestal u olimpo al que ya perteneces y has
clavado en el tus manos.
Todo lo conseguiste a base de ser tu,
de entregarte sin mirar a quien dar, sin esperar aunque aveces te
doliera y aun te duela. Lo conseguiste por abrazarme cuando mas lo
necesitaba, por ofrecerme una sonrisa para iluminar mis días. Por
escuchar a pesar de la distancia, por secar lágrimas con tus manos.
Simplemente pos molestarte en conocerme, en sentarte junto a mi y
preguntarme sobre mis sueños y mis esperanzas.
Se que últimamente no estuve, que me
aleje llevado por el viento, se que me necesitabas y no lo quise
admitir, pero yo a ti también. Crees que tu inocencia te la robaron
aquel trágico día, que tu verdadero yo se quedo en algún lugar de
aquella carretera. Pero se que dentro, muy dentro todavía existe esa
persona, risueña, alegre, autentica, sincera, noble, generosa y
buena sobre todo buena.
¿Sigues creyendo que no tienes anda
que ofrecer? Dime un defecto tuyo y te mostrare cuatro virtudes.
Apuesta y yo la doblare, convencido de que sacare algo de ti.
Laura, querida amiga, despierta que el final esta cerca, adormece la
pena, que tu vida nueva llega. Vuelve, porque aunque yo no te lo
pida, ni lo grite. Te necesito.
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