lunes, 10 de septiembre de 2012

El viajero

Camina lento y pesado, camina en la linea del horizonte que se difumina entre la niebla del amanecer. Camina sin rumbo, sin un lugar al que llegar, sin ningún objetivo que conseguir. Camina sin mirar a tras. Porque huye de sus miedos, de sus fantasmas de su pasado que le recorre todas las noches en los vacíos del cariño.
Ya no le duelen las ampollas, ya no hieren las piedras del camino, ya no pinchan los cardos de la senda, ya no duelen porque le duele dentro. Sufre despojado de todo lo que ama, de todo en lo que creyó y de todo lo que tuvo un día y se perdió entre carreteras enmarañadas de destinos confundidos.
Camina hacia ninguna parte en busca de lo que le pertenece. Camina raído por el tiempo, envejecido por el caos, curtido por las batallas que presencio y de las cuales fue participe, herido en una de ellas camina con la herida abierta, sin sangrar, pues esta se esconde donde las heridas no cicatrizan, allí donde las manos de su ángel alcanzan, donde se perdieron sus besos, allí donde nunca alcanzan el tiempo y el destino se detuvo en un instante. Allí donde solo existe ella.
Camina el viajero, lento y pesado. Pero decidido pues cada paso es una aventura y cada aventura es un recuerdo que olvida a otros. Porque cada recuerdo es un instante y cada instante es un momento en el que no recuerda. Camina hacia delante pues el pasado siempre queda a sus espaldas.

1 comentario:

  1. Lo malo de caminar es que nos solemos alejar del origen de todo y nos olvidamos de porque caminamos...

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