sábado, 17 de enero de 2015

No se jugar


No se jugar a ese juego. No se jugar a contar el tiempo con suspiros, a prometer con besos interminables o a dibujar corazones con las yemas de los dedos, no se pintar con caricias el calor de mi cuerpo sobre el tuyo, no se jugar al y “tu mas”, ni a las partidas de poker con miradas interminables, no se esconder en mi cara mi sonrisa, ni escribir en ella la poesía. No se jugar sin tener, ni tener sin sentido. No se jugar a la ignorancia del pensamiento o a ocultar la verdad de la razón.

Quisiera aprender, pero las cuerdas, los candados, los muros y las cadenas no me dejan ver mas allá de la cristalera de mis ojos, de las lágrimas del recuerdo, de las heridas cicatrizadas y del carencia de sentimiento. No siento, no vivo. No vivo, porque me falta el latido, una sutileza incoherente del la belleza del mundo. Un latido muerto y es que las nieves ya son eternas.

No se jugar a tus juegos, no se jugar a sus juegos, no se jugar a vuestros juegos, no se que es el calor de un beso atrapado en la piel, no se que es el perfume de un cuerpo excitado por una caricia, no se que es el sabor de un “te quiero” atrapado en las sabanas, no se que es sonreír sin motivo y no se cuales son los motivos para sonreír. No se que es sentir porque nunca me hicieron volar y soñar; y si lo hicieron, ya hace tiempo de aquello. Las huella se han ido, las hogueras se han apagado, y el silencio a llegado, la lluvia a limpiado y ahora solo hay un lienzo en blanco.

No se jugar al juego de cupido, porque ignoro sus reglas. No se jugar al juego del amor, porque nunca comprendí sus leyes. No se jugar a eso de querer, porque comprendí que nunca quise. No se jugar, pero aveces pienso en que me gustaría aprender e incorporarme a ese juego. No se, pero me gustaría saber... ¿Me ayudas a comenzar?

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