martes, 4 de febrero de 2014

El último beso



El último beso no fue para ti, fue para ella. En ella pensaba mientras tus labios empujaban a los míos. Mientras mi lengua saboreaba tu calor, esperando el suyo. Siento decirte que el último beso fue para ella, porque en ella pensaba, pensé en sus labios, pensé en el latir de su corazón, pensé en nuestro primer beso y entonces restallo su recuerdo. Nada supo igual porque pensaba en ella.
Recordé su último beso, aunque yo fui quien se lo robe. Nuestro último beso, sin sentido, un beso perdido, un beso equivocado, un beso que dolió. Dolió porque por en él, ella me dijo un “adiós” mientras yo buscaba un “te amo”, porque en su sonrisa triste lo dijo todo, porque sus ojos hablaron de la tristeza del sentimiento. Porque la lágrima que resbalo hablo de que su corazón se había marchitado junto a mí. Porque ella puso su punto y final.
Ahora, busco en cada noche una mirada con la que amanecer. Una caricia con la que despertar, un beso con el que dormir, un susurro con el que soñar y todo recordando nuestro momento, pensando en ti, soñando en ti, deseándote sin descanso, sin tregua. Perdí la cabeza en ese último beso.
El suspiro del destino hizo que me vieras, que me encontraras, que nos miráramos como dos extraños. Hizo que huyeras y que temieras ese último beso. Temiste que nuestras bocas se encontraran, que jugaran, que bailaran. Temiste sentir, pero sentiste y tu sin saber que ese beso fue para ti. Le besaras una y otra vez, a él, con quien  te abrazas cada noche, le besaras deseando que ese sea su último beso, porque  ahora, después de verme, de volver a soñar con mi sonrisa, con mis ojos, eres tu quien desea que nunca hubiera habido un último beso.
 Mi último  beso fue para ti. Tu último beso fue para mí.

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