Cuando el reloj suena y va marcando el final del día, cuando es este quien se oscurece anunciando la llegada de la noche. Cuando todos descansan y se refugian de la crueldad de la vida, bajo las sabanas que se tejen con los sueños. Cuando todos sonríen, porque es allí donde somos lo que queremos ser, príncipes y princesas, reyes o reinas, caballeros o villanos de leyendas y cuentos que un día nos contaron.
Cuando todos son felices... Yo tengo miedo.
Miedo de encontrarme contigo en el mundo que tu dominas, al menos en mi. Miedo al ver de nuevo a tus labios sonreír a ver otra vez tu mirada clavada en mi. Miedo a sentir de nuevo tus caricias recorriendo mi cuerpo. Miedo a quedar atrapado entre tus abrazos. Miedo a ser hipnotizado por tus palabra. Y aunque mi cuerpo diga quiero mi corazón tiene miedo.
Desearía poder cerrar los ojos y no tener miedo, sé que es mi mente la que juega conmigo la que me hiere y me condena a volver al recuerdo anhelando el olvido todas las noches. Pues tu te marchaste sin lucha, sin oportunidades. Te escabulliste sin que tu corazón me perteneciera. Desearía, no volver a soñar, repudiar la esperanza, abandonar la ilusión y perder, sobre todo perder, la inocencia que me lleva a creer en que se puede volar cuando se sueña. Desearía perder todo, aun sabiendo que es triste no tener ilusiones, esperanza y sueños. Desearía anclarme en la realidad y nunca mas soñar.
Porque cuando todos son felices... Yo tengo miedo.
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