miércoles, 20 de junio de 2012

Duele


Duele ver como se agota el tiempo, como los últimos granos de arena del reloj se consumen en la montaña. Como la niebla se pinta de recuerdos amargos e inunda las noches de pesadillas feroces, inclementes, de las que se recuerdan bajo el sudor frió que recorre la frente, bajo la angustia del ultimo instante de ese momento roto, bajo el miedo de esperar que no haya sido mas que un mal sueño, algo equivocado y efímero un mero juego de una mente confusa.
Duele sentir y no ser sentido, pues el corazón languidece sin su compañía. Muere en la distancia en la que se pierden mis gritos pronunciando tu nombre, en el cielo, de luz tenue en la que se reflejan las lágrimas cada vez que te marchas, cada vez que desapareces de las cárceles de mis brazos. Duele como tu silueta fantasmagórica cuando se diluye ante mi presencia, como cada caricia arrepentida de no haberte recorrido, como cada beso triste por no haberte disfrutado, como cada mirada perdida entre las cosas banales y que muere no haberte observado una vez mas.
Duele sentir tan cerca los sueños, tenerlos entre las sabanas acurrucados junto a ti y ver como cada amanecer se pierden para no volver nunca más. Duele confundir la mentira con la verdad y ahogarse entre los llantos lejanos de los recuerdos mas cercanos. Si duele incluso cuando el corazón cura, escuece cada uno de los puntos que tus manos tejen entre los susurros del viento primaveral, duele el roce de tus manos sobre mis heridas porque en ellas infliges el calor, calor que necesitaba para adormecer su latido. Duele sentir como arrancan, tus suaves manos, cada una de las espinas del alambre en que me enrede, como soplas en las cicatrices buscando mi alivio y como recoges esa ultima flor para acariciarme con ella el corazón. Duele imaginarte y no tenerte todos los días junto a mi, duele tu silencio perpetuo entre las letras de mis canciones. Duele el amar, porque incluso eso duele.

No hay comentarios:

Publicar un comentario