Una noche mas, en la
soledad de la oscuridad que abraza al silencio de las tinieblas, una
lágrima resbalo por mi mejilla para estrellarse en la almohada. Una
lágrima que escapo de su presidio, recluida entre las paredes del
alma, entre los barrotes del corazón, entre la desazón des la
tristeza por la falta de libertad.
Una noche mas una lágrima
escapo sin querer, sin buscarlo, necesitaba libertad y mis ojos se la
dieron. Esa lágrima murió, como murieron los recuerdos que iban con
ella, murió entre mis labios mientras suspiraban tu nombre, limpio
la tristeza de mi rostro con tu ultima alusión, llevándose con ella
el dolor que tus besos y tus caricias causaron. El dolor que tu adiós
dejo entre mi piel.
A esa lágrima la
acompañaron mas, y se estrellaron contra las sabanas en las que me
acurrucaba, se estrellaron como mis sueños sin ti, como las
esperanzas en tu ausencia, como la ilusión sin tu amor. Se secaron
como mi amor. No fui yo quien eligió, no fui yo quien revivió el
pasado, ni tampoco quien no vivió el presente, no fui yo quien se
alejo ni quien intento parar el tiempo. No fui yo quien dijo adiós,
pero si soy el que se despide con esta ultima lágrima.
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