Te recostare en la media
luna, entre la luz cálida y la fría oscuridad, entre los sueños de
millones de estrellas, por las que trepe para alcanzar tu sitio, el
que te pertenece y nunca debes abandonar. Te acurruque entre las
nubes tímidas que llegaban para acariciar suavemente, con sus dedos
de algodón, tu inmóvil figura que descansa bajo esas miradas con
tantos planes.
Te meceré entre las
estelas de estrellas fugaces, para que con tus manos puedas agarrar
los sueños que no debes dejar escapar. Seguirás la cola de los
cometas que guiaran tu camino, hasta los designios de tu destino, en
el que caerás irremediablemente buscando lo que reclamas como tuyo.
Te llevare a volar a donde nada pueda alcanzarte, lejos de las
tristeza y la pena, de la soledad y la desdicha, de las mentiras y
falsedades. Allí donde se detenga el tiempo para mi y mi risa se
confunda con la tuya. Donde mi mirada sea igual de inocente a la
tuya. Allí donde nada importe.
Te llevare y esconderé.
Porque eres el principio del final. La luz que iluminara todo nuestro
camino y la esperanza de que el sino de nuestras vidas comienza a
cambiar.
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