Duermen las grises nubes
bajo el manto de la tormenta
que se aleja en el cielo lenta,
como las heridas que no ves
y solo son visibles al roce de tu
corazón.
Callan los lejanos truenos
como se secan las voces
en mis tristes ojos llorosos,
que empiezan a arrojar su lluvia
como en el día de tu despedida.
Muere el fuerte viento en un perenne
lamento,
que mece melancólico el sonido del
llanto
sin final a este tormento
que se acuna entre los pliegues
de la hojarasca del alma.
Tiemblan de nuevo tus errores.
Porque me perdiste, me alejaste
y hoy te das de nuevo cuenta
de que nunca me debiste
dejar alejar por esa senda.
Duermen las grises nubes.
Callan los lejanos truenos.
Muere el fuerte viento.
Entre el cobijo
de tus almohadas
allí donde lloras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario