Renuncio a la esclavitud
de tu corazón, a que el mio se ate al tuyo día y noche. Renuncio
porque no quiero un amor con barrotes, ni la luz de una celda en la
oscuridad de la soledad, no quiero que las lágrimas recorran a cada
instante los surcos que el tiempo deja en mi piel y que su sal
escueza en cada una de las heridas que dejaste.
Renuncio a los sueños, a
los sueños incumplidos, a los sueños junto a ti. Renuncio porque no
fueron una realidad, pues las horas marcaron su caducidad. Renuncio a
ellos pues no fueron nada mas que mentiras que tu lengua silabeo a mi
oído en aquellas noches en las que junto a ti me recostaba. Sueños
que se marchan con el adiós de tus besos emponzoñados, que quizás
nunca fueron sinceros.
Renuncio a las ilusiones
que me propusiste, esas que llenaban de sonrisas los vacíos. Las que
estremecían mi cuerpo en pequeños suspiros. Renuncio a las
ilusiones que tu cuerpo me daba, que tus abrazos me mostraban y que
tu piel me dibujaba. Todo se esfumo como el humo de las hoguera que
consumió mi alma en aquello que podríamos llamar pasión.
Renuncio a todo contigo,
porque tu renunciaste antes. Renuncio al amargor de tu recuerdo y a
las pesadillas contigo. Renuncio a que toda una noche en vela mi
pensamiento sea para ti y a que al cerrar los ojos tu imagen se
acerque para hacerme sufrir. Renuncio porque tu no me buscaste,
porque la lucha se acabo en el tiempo que se perdió y tu no hiciste
nada para recuperarlo. Renuncio a ti porque contigo se marcho todo.
Ohhhhhhhhhhh impresionante
ResponderEliminarPues sintiéndolo mucho, yo no renuncio a leerlo una y mil veces, pues me parece alucinante. Siempre lo digo, tienes alma para escribir y transmitir sentimientos al lector. Muaksss fantástico, de veras.
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