Cuando el tiempo te pide
tiempo. Cuando la soledad quiere quedarse sola. Cuando la tristeza
sigue queriendo pertenecer a ella misma. Cuando el silencio te pide
que te calles. Cuando el amanecer te abraza en busca de las canciones
de cuna para hacerte dormitar, es cuando busco entre mi piel, entre
los pliegues de la mortecina luz que acaricia las sabanas vacías,
es allí donde busco el lugar donde habitas, el lugar perdido entre
el amargor de una nueva victoria sin honor.
Un día descubrí un
lugar en el que existías, en el que te encontré y te ame. Un lugar
en el que tus besos eran silencio y pasión. Tu corazón música y
locura. Tus caricias ternura y lentitud. Tus abrazos seguridad y
calor. Y tu eras quien habitabas aquellos sueños, que llevados por
el viento de las horas se desvanecieron en lugares lejanos donde
solamente existes tu.
Un lugar en el que
habitas, un lugar donde duermes, donde descansas, donde por fin
respiras. Un lugar en el que existes y cada noche renaces; mis
sueños. Un lugar donde tus latidos se confunden, donde tus besos se
pierden, tus abrazos mueren; mi corazón. Allí donde tu existes,
donde no tengo necesidad de tristeza ni soledad, de recuerdos o de
lágrimas, allí donde yo solo deseo estar, ese lugar donde tu
existes.
Donde sonrió, donde mis
besos tienen dueño y el destino se une, donde la magia nace de cada
uno de tus susurros y donde mis ojos te miraban una atardecer mas.
Allí donde existes, es donde este mi corazón.
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