Oscuridad, compañera de los pensamientos que un día fueron pesimistas, tristes, sin ilusión, llenos de fracaso y agotados. Hoy me acompañas para escribir en los folios blancos del tiempo el mas bello cuento de hadas que los antiguos juglares pudieran cantar en las viejas cortes de los mas ricos reyes.
Creces y empezaste a olvidar deseos, sueños y esperanzas que con aquellas historias tuviste. Siempre quisiste que te rescataran de aquel dragón de escamas pétreas llenas de fracasos, que te bajaran de aquella torre llena de problemas, que te besaran y que al despertar siguieras soñando, que te buscaran para entregarte el pequeño zapato de sentimientos que un día perdiste por un mal paso y amar mirando dentro del corazón.
En aquella noche estrellada en la que los príncipes de cuento empezaban a ser nada mas que un mero reflejo de las narraciones que anidan en el recuerdo, relatos que idealizaban su figura, sus actuaciones y sus sentimientos. Apareció un nostálgico caballero cansado y enfermo de las luchas que libro su corazón, con la espada mellada por dar golpes sobre piedras, con la armadura abollada de repeler las embestidas de la vida y desahuciado por el amor.
Triste pinta tenia, ridícula presencia daba y menos la de un príncipe. Pero aun así le cogiste la mano y se la apretaste, le besaste y seguiste soñando, su voz derroto a tu dragón, sus brazos te sacaron de tu torre, su corazón te dio algo que perdiste hace tiempo y que ahora tu solo guardas como un pequeño secreto que no quieres compartir.
Princesa de este cuento inacabado, pues el tiempo escribirá lo que queda, te pido como mero escritor de letras que reflejan sentimientos, esperanzas, ilusiones y sueños; que esta bella historia no termine sin un final feliz.
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