Rozaba la noche la
madrugada cuando sus ojos despertaron. Sudoroso, cansado, con la
respiración agitada y el corazón desbocado, su viejos fantasmas
vinieron a visitarlo como de costumbre. Pequeñas pesadillas que
interrumpían sus pequeños instantes de tranquilidad. Desplazo la
mano buscando su calor y allí estaba ella. Acaricio la rojez de su
mejilla, paseo por su pelo y observo como respiraba con tranquilidad.
Sumida en su sueño profundo.
Ella sonrió y abrió sus
ojos para mirarlo. Esos por los que tantas locuras hubo cometido, esa
mirada que tanta felicidad le proporcionaba.
-Yo a ti también-
murmuro ella mientras su labios volvían a juntarse con los de el.
-Aveces tengo miedo de
que todo sea un sueño, de despertar y no encontrarte a mi lado. Te
echaba de menos-. Dijo el mientas sus bocas seguían buscándose.
Ella se separo y volvió
sonreír, busco con su dedo la boca de el para así callarlo y
desposeerlo de toda convicción. El beso su dedo, beso su mano, beso
su cuello y se fundió en sus labios. La abrazo y otra noche mas
sintió el latido de su corazón.
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