Anoche me pregunte donde
estarías, por donde andarías o caminarías, en que ojos te bañarías
y bajo que sabanas jugarías, me pregunte que labios buscarías y a
quien susurrarías. Anoche descubrí que sabia la respuesta a mis
preguntas, que el tiempo perdono al dolor que me hacia estremecer. Y
si las respuestas fueran mías y yo tuviera poder, cambiaría cada
una de ellas. Anoche pregunte para ser respondido una y otra vez
Pregunte al tiempo que
fue de ti y me contesto que el olvido te llevo. Pregunte a mis
recuerdos donde te perdiste y me respondieron que en mas profundo de
la memoria. Pregunte a mis ojos porque te veían y me dijeron que no
fueron capaces de olvidar. Mi cabeza pregunto que porque preguntaba y
mi corazón respondió que simplemente te amaba. Y si mis preguntas
siguen buscando sus respuestas es porque ellas no son las adecuadas.
Respondí una y otra vez
a mis manos con el vació, a mis labios con sonrisas de tristeza, a
mis abrazos con la soledad de la sabana fría, a mis ojos con las
mentiras de las ilusiones y a los sueños con el devenir de la
esperanza. Respondí a las preguntas porque las respuestas se
buscaban entre todo lo que se olvida, amamos o deseamos.
Anoche y no solo anoche,
una vez mas; como cada recuerdo, como cada lágrima, como cada
suspiro, que buscan una respuesta entre miles de ellas. Preguntas que
evitan el sueño, que desean el desvelo, preguntas que abandonan el
descanso y que no conocen de horas. Respuestas que corretean en el
destino del tiempo que abandono. Preguntas para respuestas,
respuestas para preguntas y todo al revés. Conozco mis preguntas,
conozco mis respuestas pero me siguen faltando las tuyas.
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