No hay día en que mi
corazón no piense en ti, en que mi alma anhele tu calor, en que mis
ojos busquen tu mirada y en que mi sueños no te piensen. No hay día
en que acuda a mi cabeza la misma pregunta una y otra vez y en que
entre los olores de la calle busque tu perfume. No hay día en que no
desee tenerte junto a mi.
Apenas duermo desde
entonces, porque hace falta tu calor, porque tu vació se extiende
mas allá de las estrellas y la luna, que cada noche me susurran al
oído tu nombre. Apenas descanso porque siempre paseo junto a ti, en
mis sueños, en mis ensoñaciones, en mis ilusiones o en mis
pensamientos. Apenas lo hago porque siempre despierto en medio de la
noche buscándote en la cama o sobresaltado con el sueño de una
llamada tuya.
Todo son recuerdos,
palabras silenciosas, risas moribundas y miradas tristes que te
añoran. Unos ojos cansados de ver lugares en los que estuviste y ya
no estas. Una sonrisa que languidece porque solo reía junto a ti y
unas palabras que se disipan en el tiempo y que ya no recuerdan el
sonido de tu voz.
No hay día en que no te
espere y no te desee. En que no te piense y no te abrace. No hay día
en que no pierda la esperanza contra el tiempo eterno, desvanecido
entre los recuerdos. No hay día en que busque la manera de acercame
a ti para volverte a decir que te amo.
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