Sabias que en cada
estrella fugaz que recorre el inmenso cielo estrellado, de las noches
de verano, hay una lagrima que se pierde entre los surcos de mi
castigada piel, escociendo cada una de las llagas perennes.
Sabias que todas las
noches mi garganta ahoga el lamento de mi corazón, que mis sabanas
son empapadas por los sollozos de mi alma, desgarrada por el tiempo
que pesa como las losas de piedra bajo las que descansan los cuerpos
inertes de a los que gano la vida.
Sabias que recorrí el
mundo entero para robar a la luna un destello y poder regalártelo.
Bajo la promesa de que no seria el primero ni el último, que bajaría
la luna para que en ella te miraras cada noche. Y que en sus reflejos
podrías bañarte para que sus rayos acariciasen tu piel, como lo
hacían mis manos cada noche que dormía junto a ti.
Sabias que el tiempo gano
su partida al destino. Que este se perdió en algún momento entre el
enjambre de la confusión, de las mentiras, del dolor y de aquello
que fue lo que nos perdió.
Sabias que en mis sueños
todavía apareces y despierto envuelto entre dudas, entre preguntas y
respuestas que no tienen cabida en las reflexiones. Mis sueños
claman por ti, mi corazón también, mi piel te espera y mis besos
desean recuperarte. Sabias que mi alma se sienta en el abismo del
destino a esperar que vuelvas. Sabia que todo esto lo sabias pero
quizás se te olvido saberlo, porque simplemente nunca quisiste saber
lo que sabias.
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